viernes, 28 de agosto de 2009

Cogito ergo sum

Todo locura el tiempo locura.

Quisiera pensar, en eso pensaba cuando ella de eso me interrogaba.
En Nada contestaba y el silencio volvia a cubrir nuestra conversación.
Pensar para existir diría Descartes.
Existir para querer. Querer para olvidar el silencio. Callar para pensar. Pensar para saber. Saber en qué pienso.
Si es que puedo pensar todavía.

domingo, 23 de agosto de 2009

Diálogo en el camino II.

- No han dejado de hacer ese ruido, aunque puedo distinguir en él un eco de lamentaciones, tristeza y ansiedad. ¿Por qué no cantan?
- No saben cómo, no existen canciones.
- ¿No existen?
- Aún no, pero puedes ayudarnos a cantar Nuestras Canciones.
- ¿Cuáles son?
- Nadie sabe.
- No sé cómo podría ayudarte.
- No tienes de que preocuparte, el viento te las dictará.

...a, e, i, o, u ...

Diálogo en el camino.

- ¿Escuchas al viento?
- Sí, pero no entiendo lo que dice.
- Que eres un caso paradigmático, te gusta recorrer caminos, por eso, por el gusto. Aunque de antemano sabes que lo que encontrarás no es precisamente lo que buscabas, si es que acaso era algo. ¿En verdad deseas encontar?
- Tenía que ir.
- ¿Para qué? Has recorrido el camino y al final no era lo que imaginabas. ¿Crees que tus fuerzas serán suficientes? El regreso te ha de costar más.
- El reposo fué insuficiente y sí, mis piernas empiezan a doblarse y mi ánimo a decaer, pero ahora conozco el camino.
- Nunca es el mismo.

- Quizá llegue para la comida.
- ¿Te esperan?
- No lo sé. ¿Qué es ese ruido?
- Los pobladores de por aquí, estan nerviosos, eres un intruso.
- No tengo intención de alterar.
- Ya lo has hecho.
- Te he dicho que no es mi intención.
- Ese es el problema, el tuyo. En el fondo lo sabes, peros eres ciego, actúas deliberadamente, pero después, niegas las conexiones.
- No me interesan, quisiera que se callaran.
- Saben que no te quedarás, se sienten desairados de cierta manera.
- No puedo quedarme.
- ¿Te esperan a donde ahora partes?
- No lo sé, quizá.
- ¿Qué buscas? ¿ Qué encontrarás allá, que no puedas encontrar aquí?
- Es diferente.
- Aquí podrías sobrevivir sin ningún problema.
- No es sólo lo que busco.
- ¿Qué es?
- Otras cosas.
- ¿Indispensables?
- Quizá. Pero ahora ¿Ves allá a lo lejos? Es allí a donde voy.
- ¿Te quedarás?
- No, no puedo.

jueves, 6 de agosto de 2009

Eterno Nietzsche

He vivido durante tanto tiempo como un salvaje, en tierras extrañas y salvajes, que ahora que vuelvo a ti asoma el llanto a mis ojos. Amenázame con el dedo, como amenazan las madres; sonríeme, como sonríen las madres y dime: "¿quién fue el que un día se alejó de mí, como un tormentoso viento? ¿Quién fue el que se despidió de mí diciendo: he pasado tanto tiempo en soledad que hasta me he olvidado de guardar silencio?"

Así habló Zaratustra

miércoles, 5 de agosto de 2009

La mano nerviosa sujetaba fuertemente el dije, como si en ello se concentraran todas sus energías, sus plegarias, sus oraciones. Extrañas cualidades que se le asignan a los objetos, al parecer alguna vez compartido el significado. Con ello pareciese rogar por la pericia o la prudencia del conductor, que hoy quizá ya un poco tarde concluye que era miedo.
Nervioso por conocer o reconocer lo que ella mostraba, estableciendo un diálogo silencioso, que puede ser peor que una platica inexistente, no fué el caso.
Dos seres al parecer extraños, cada uno a su modo, la imposibilidad de penetrar en el otro, la falta de tacto o quizá para uno ocultarse fué lo mejor. Noche de ocultamientos compartidos, que dejaban reconocer esos destellos inocultables, las pequeñas señales difíciles de controlar, pero al momento confusas, es cierto, falto arrojo, pero se han dicho tantas cosas; quizá el tiempo siempre factor determinante. Velada de reconstrucción imposible de sucesos aislados, notas sueltas, libros olvidados y melodías discordantes. Soledades circunstanciales bajo el velo de libertad en un espacio compartido, cómo aquel postre dividido en pequeños fragmentos, degustados de forma individual y así se podría compartir la vida, tomando de ella sólo un pedazo o dos, tres y hasta mil, pero ahora sólo se ha de desear uno, el del otro. Sí, hay disponibilidad no sólo de compartirlo, sino de degustarlo junto, en el mismo instante.
Hoy el día ha de ser otro, por que sé tiene el presentimiento de que será diferente, se quiere ver el amanecer. Hagámoslo.