martes, 27 de octubre de 2009

Día de Muertos

Velada con la muerte, antesala de día de muertos, si bien yo quería dormir, vino, jaló las patas y las cobijas. ¿A qué debo tan excelentísima visita? ¿Un juego de poker, alguna copita? Sus gestos aludían a que andaba de paso, media perdida y en viaje. Lástima ni una bachita tengo. Ando pensando lo del disfraz de Hallowen, a lo que me respondió con una mirada entre incrédula e irónica, tampoco soy muy dado a eso, pero bueno.

Día de muertos, inicio del ciclo mesoamericano de invierno, en la cosmovisión de los antiguos pueblos, época de renovación y transferencia, que culmina el día de la Candelaria, dentro del culto católico, culto a los niños Dios; dentro de la cosmovisión mesoamericana, fiesta de bendición de las semillas de maíz.
Muy en contradicción a la tradición cristiana, donde la calavera es símbolo de la futilidad de la vida o de sus vanas pasiones, en éstas, es por el contrario es el último lugar reconocible del cuerpo, antes de convertirse en pájaro, piedra, un heredero o un señor.
Menciona Claudio Lomnitz, que la muerte estaba muy ligado a una tradición agrícola, como tal, los pueblos mesoamericanos garantizaban la continuidad de la vida, a partir de ciclos; los muertos la fertilidad continua de la tierra y la fuerza del Estado.
La muerte no era un fin, sino la posibilidad de ser otra cosa. Para los mayas, cuando los muertos finalmente llegaban a su destino, en Xibalbá, estaban destinados a disolverse en energía cósmica; Xibalbá significa "el lugar de los desvanecidos", según Mario Humberto Ruz.
Menciona Lomnitz, que entre los aztecas, algunos creían que los niños muertos vivían como "pájaros del corazón", mamando de los árboles de leche, que se decía que las mujeres que morían en el parto y los guerreros que morían en batalla iban a Apam, un más allá con mucha agua, antes bien que al seco Mictlán.
La teyolia o el tonalli, algo así como el alma y que podía residir en pájaros, huesos o piedras, es lo que es llamado o invocado de regreso.
Así, de acuerdo con la interpretación que hace John Bierhorst, las referencias a pájaros y flores eran una manera de llamar de regreso a los espíritus pájaro de los niños y los antepasados.

Muy bien, al parecer la muerte tenía ganas de platicar, relajada, hablaba con vehemencia de lugares, del tiempo, de cantos, de un sinfin de cosas que mi cabeza no alcanzaba a procesar. Envuelto en un sueño surreal, empezaron a desfilar calaveras, pájaros, búhos, todo se lleno de color.
Despierto al amanecer, por el canto del pájaro que anuncia un nuevo día, una cruda intensa invade el cuerpo, pero hay cierta alegría e ímpetu en el espíritu. Tengo una certeza.


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