Volteo encuentro una sonrisa y quedo prendado, el leve instante que cambia todo porque cambia una parte.
Las imágenes a futuro dejan de ser imprescindibles y el presente se vuelve circunstancial, mi destino no es del todo mío, paradojas de sus juegos, me encuentro vulnerado, afectado por las circunstancias.
No pasan unos minutos y me arrepiento de frases dichas apenas instantes antes, ya sea por su intrascendencia, por su estupidez o por su vacío.
Por que el ser también se construye de arrepentimientos, estar en el lugar y hora equivocados, pero como toda acción, también hay aciertos.
Dios ha dejado de tener importancia a partir de que devino en una figura distorsionada, el Diablo hace mucho que se retiro cansado y aburrido a beber un cóctel al bar de enfrente.
Empiezo esto no tanto por una decisión personal, su realización es fruto un tanto del azar, de un momento circunstancial alimentado un poco por el tedio. Aún así la decisión es mía, los impulsos vienen y se alimentan de muchas partes.
Así, hago un repaso del pasado, en un afán por comprenderme pero sin la intención de mejorarme, mejoro. Encuentro a un ser alimentado por la estupidez, propia y la de otros, río.
Existen fuerzas indescifrables que tranquilizan, en un re-encuentro espiritual tomo la carga que no es del todo mía y prosigo, ligero. El pesimismo continua, pero ahora fluye más irónico, más alegre.
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